La pandemia ha cambiado la forma de trabajar, de esto no hay duda. El trabajo en remoto, la migración hacia el mundo virtual va ganando terreno al presencial y parece que esta será la tendencia.
Las empresas, en su proceso de digitalización, necesitan aceptar esta nueva realidad y adaptarse para no perder su posicionamiento en el mercado. La experiencia y el liderazgo de las consultoras en la transformación digital ha sido clave para ayudar a compañías e instituciones a adaptarse a la situación post pandemia.
La investigación clínica también requiere de un salto cuantitativo importante en materia de digitalización y trabajo colaborativo. Desde la COVID el auge de las herramientas colaborativas es imparable y los grupos de investigación han ido aprendiendo a marchas forzadas cómo trabajar en este nuevo entorno. La tecnología está pero hay que formarse para saber sacarle el máximo provecho. Aquí entran en juego empresas de Asesorías (consultoría) que acompañan en el proceso de digitalización. Es un sector que no deja de crecer por los demostrados beneficios que un consultor puede aportar a un grupo de investigación. Este último cuenta con el conocimiento en materia de salud pero posiblemente no son especialistas tecnológicos, y tampoco necesitan serlo, es el Asesor (consultor) el que aporta este conocimiento y hace que los estudios alcancen su máximo potencial.
El modelo más común para hacer Asesoría (consultoría) es el outsourcing, las empresas pagan por un servicio prestado, un paradigma que ayuda a reducir costes y permite contar con el profesional más conveniente para cada necesidad. Según la Asociación Española de Empresas de Consultoría: «Las empresas de consultoría mantienen estables sus ingresos en 2020 y prevén un crecimiento del 6,2% en 2021» además, indica que los servicios de outsourcing mantienen su liderazgo representando el 49,3% de los ingresos; los proyectos de desarrollo e integración, el 28,9%; y la consultoría, el 21,8%.
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